jueves, 18 de septiembre de 2014

Lectura: "La línea púrpura" de Wolfram Fleischhauer

 
Sinopsis.- El hecho histórico de la muerte de Gabrielle d’Estrées pocos días antes de su boda con el rey Enrique III Navarra y IV de Francia, es el motivo para que se intente desentrañar el misterio de dicha muerte, y al mismo tiempo conocer el verdadero significado que se oculta tras el famoso cuadro “Gabrielle d’Estrées junto a una de sus hermanas”. Esta historia se verá envuelta en un halo de tragedia, secretos e intrigas cortesanas y políticas.
CONTEXTO HISTÓRICO.- Enrique III de Navarra y IV de Francia era hijo de Antonio de Borbón y de la reina de Navarra, Juana de Albret, bautizado católico pero educado en la fe calvinista. En 1572 se casó con Margarita de Valois (conocida por los franceses como la reina Margot), hija de Catalina de Médicis y de Enrique II de Francia.

En 1590 París está ocupada por las tropas de Felipe II de España y la Liga Católica. La supremacía católica en Europa es aplastante con la Contrarreforma. Para facilitar su acceso al trono de Francia debía abjurar del Protestantismo y el 25 de julio de 1593 se convirtió al catolicismo atribuyéndosele la célebre frase “París bien vale una misa”. En marzo de 1594 entra en París por la Porte Neuve con la consiguiente derrota de España.

Bien conocido era que el rey Enrique IV era un mujeriego. El conde de Bellegarde le presenta a su amante, Gabrielle d’Estrées, en el castillo de Coeuvres y el rey queda prendado de ella. Para guardar las apariencias obligan a casarla con el barón de Benais, Nicolas d’Amerval de Liancourt.

Tras varios años de convivencia y tres hijos en común, Gabrielle (marquesa de Monceaux y duquesa de Beaufort) fallece de eclampsia el 10 de abril de 1599, ya que se encontraba embarazada de seis meses, pocos días antes de su boda con el rey. El rey le había ordenado marcharse a Fontainebleau para que celebrara la Pascua sin él en París. Parece ser que el confesor del rey se había quejado de que no era moral a las buenas costumbres religiosas pasar la Semana Santa en compañía de su amante. La despedida parece ser definitiva ya que ella le encomienda a sus hijos pues cree que va a ser sacrificada. ¿Pretendía el rey cumplir su promesa tras obtener el divorcio del papa?. No lo sabemos aunque algo podemos intuir al conocer otro hecho que sucedió tras la muerte de la duquesa de Beaufort. Pocas semanas después, Enrique IV se enamoró de Henriette d’Entragnes a la cual le prometió por escrito que se casaría con ella si le daba un hijo varón. Esta carta se ha conservado hasta nuestros días en la Biblioteca Nacional de París. Henriette quedó embarazada. En la primavera de 1600, tras obtenido el divorcio, se anunció oficialmente el casamiento del rey con María de Médicis. Henriette amenazó con provocar un escándalo diplomático revelando el documento. Todo el asunto quedó resuelto por una casualidad. Durante una estancia en el palacio de Fontainebleau se produjo una tormenta y un rayo impactó en su habitación provocando el parto prematuro en el séptimo mes de embarazo. La criatura, un varón, nació muerto.

Enrique IV no podía casarse con Gabrielle bajo ningún concepto aunque la amase realmente ya que era cuestión de un reino entero y de mantener la paz interna que tanto le había costado mantener. Gabrielle sospechaba que el rey la iba a traicionar y se cree que fue la que encargó el cuadro. El escándalo durante el banquete de Carnaval el 2 de marzo (no figura en las fuentes documentales) y los versos de escarnio que sí recogen las fuentes históricas, podrían ser un montaje que debió servir para presionar al rey y sonsacarle una promesa de matrimonio de la que no pudiera desdecirse. En dicho banquete proclamó públicamente su intención de casarse con ella aunque la naturaleza vino a prestarle ayuda para no cumplirla.

La correspondencia entre Bonciani (embajador en París) y Fernando de Médicis de Florencia, que pretendía que su sobrina María de Médicis se casara con Enrique IV de Francia está recogida en la edición de Desjardins Canestrini. El último informe de Bonciani data del 27 de septiembre de 1598. Una nota de los editores concluye tal correspondencia señalando que “el 2 de diciembre el embajador se muestra de nuevo alarmado ante las consecuencias que pudieran surgir debido al amor loco del rey por Gabrielle”. Esta correspondencia se retoma en el otoño de 1599. ¿Dónde se encuentran los informes de esa laguna temporal?. Fleischhauer decide ir a Bruselas a revisar una edición de esta correspondencia en Bruselas y encuentra dentro del libro una invitación a modo de marcapáginas donde se decía que el día 2 de diciembre no era el último informe y que había encontrado 200 más cifrados y apenas legibles. Esta invitación iba dirigida a Jacques Bolle y señora. Al parecer los editores desconocían el hecho de que los mensajes estaban cifrados por lo que no los incluyeron en la publicación. ¿Quién era Jacques Bolle?. Era un historiador belga que en los años 50 había realizado una búsqueda en el archivo de los Médicis de Florencia localizadno estos informes así como el código secreto que habían utilizado. Tras decodificar algunos informes redactó un estudio poco ortodoxo que debía despertar el interés en los investigadores y que publicó en 1954 en Florencia bajo el título “Pourquoi tuer Gabrielle d’Estrées?” (“¿Por qué asesinar a Gabrielle d’Estrées?). Los Médicis eran los banqueros y acreedores del rey de Francia. Las cartas descifradas probaban que durante la primavera de 1599, Enrique llevaba en secreto negociaciones matrimoniales con  Florencia. El librito de Bolle no fue tomado en serio tal vez por mantener una teoría de conspiración. Según el autor, en el año 2001 la mayor parte de los 200 informes se encontraban en el archivo de los Médicis en Florencia sin que se hubieran descifrado ni publicado. Una de las pocas cartas que Bolle decodificó y tradujo del italiano antiguo data del 9 de marzo de 1959 y demuestra que, a la semana de anunciar públicamente que se quería casar con Gabrielle, Enrique negociaba con Fernando de Médicis los detalles de la dote de María de Médicis (éstos llegaron a prometer una dote de 600.000 escudos de oro). Todos los documentos de Bolle fueron destruidos después de su muerte cuando en los años 80 tuvo un accidente de tráfico.

AUTOR.- Wolfram Fleischhauer (9 de junio de 1961, Karlsruhe) es un escritor y traductor alemán. Estudió literatura latinoamericana, inglesa y alemana, además de Historia. Otra de sus obras es “El libro en el que desapareció el mundo”.

Según el autor, este libro es “una interpretación novelesca de una obra artística”. Considera, además, que este libro y su investigación son el mejor exponente para que un tema tan especializado no quede en el olvido y dirigido solamente a unos pocos catedráticos y doctorandos a modo de tesis.

El cuadro “Gabrielle d’Estrées junto a una de sus hermanas” data aproximadamente de 1590. Es de autor anómino y se atribuye a la escuela de Fontainebleau. Este famoso cuadro tiene varias versiones dispersas  por Europa. En Montpellier, en Florencia, en el castillo de Chantilly y en Basilea. El autor del libro, Fleischhauer, durante su investigación, y tras ver las copias de Lyon (Collection Dr. Trillat) y de París (Hôtel Drouot), mantiene la idea de que no fueron retratos propiamente dichos sino que se trataron de “montajes” al estilo manierista, es decir, conjuntos de símbolos y gestos enigmáticos a modo de jeroglíficos que entrañan un significado sólo accesible a iniciados desde el punto de vista político.

Lectura del cuadro:
-      La figura que aparece junto a Gabrielle, según la inscripción que aparece en el cuadro, corresponde a su hermana Juliette Hippolite d’Estrées, duquesa de Villars. Existen dudas sobre su identificación ya que al comparar su rostro con otros retratos de la duquesa de Villars se aprecia que no existe parecido. Si la otra figura no es la hermana de Gabrielle, podría tratarse de Henriette d’Entragues, una más de las amanes del rey casadas con él “por la mano izquierda”. Es la mano izquierda la que toca el pecho y es la mano izquierda de Gabrielle la que sujeta el anillo de compromiso.
-      Según la teoría de Wolfram Flesehhauer, lo que el pintor quiso reflejar en el cuadro fue el comportamiento bífido del rey con respecto a sus amantes.
-      La parca pelirroja (Marie Hermant, ama de llaves de Gabrielle) teje los hilos del destino.
-      Sobre el fuego aparece un cuadro medio oculto (técnica de un cuadro dentro de otro cuadro), donde se muestra el regazo de un hombre apenas cubierto por una tela roja. Podría ser Bellegarde, el primer gran amor de Gabrielle. Las malas lenguas afirmaban que él era el padre de sus hijos. Las fuentes históricas confirman que Enrique IV regresó a Monceaux la tarde del día 13 de octubre de 1598 con retención de orina y un abceso y que unos días después lo operaron. Gabrielle queda embarazada en octubre de 1598 por lo que este hecho constituiría un signo de infidelidad por parte de ella. El significado de los dedos que sujetan el pezón apunta a un embarazo.
-      El féretro que se introduce en la estancia por la derecha está cubierto por una tela verde, el color favorito de Gabrielle.
-      Gabrielle aparece blanca, sin expresión en el rostro. O Gabrielle ya está muerta cuando se pinta el cuadro, no encargándolo ella, o se consideraría despojada de llegar a ser la reina de Francia y podría haber encargado esta pintura ella misma.

ESTILO.- El libro consta de tres partes, las cuales están divididas en capítulos. La segunda parte (“La mano de Dios”) es la parte central e histórica narrada en tercera persona y es el texto de “El manuscrito de Kehl”, compuesto a partir de fuentes históricas. La lectura se hace un poco lenta porque hay que estar muy atento en la parte histórica, sin embargo, a las personas que nos gusta la historia, el arte y la lectura son una mezcla genial para poder disfrutar con la literatura.

APRECIACIÓN PERSONAL.- De las obras de arte que vemos en los museos y galerías de arte, muchos de nosotros, poco o nada, podríamos decir de su significado y únicamente nos atreveríamos a decir si nos gustan o no ya sea por su colorido, temática o disposición. Cuando leemos este tipo de libros nos acordamos, es mi caso, de lo que estudiamos en el Instituto en la asignatura de “Historia del Arte” cuando nuestro querido profesor nos explicaba lo que Velázquez quiso reflejar en “Las Meninas” o la leyenda que está representada en “Las Hilanderas”. Con el tiempo te das cuenta que todas las artes en general, y la pintura en particular, están salpicadas de simbología. Y es que poco a poco las Humanidades han llegado a tener el desprestigio con el que cuentan hoy en día al haberlas desprovisto de contenido y que nadie conozca el trasfondo histórico, humano, político, mitológico o religioso de las obras clásicas.

Personalmente recomiendo la lectura de este libro muy positivamente.

 

 


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