Sinopsis.-
El hecho histórico de la muerte de Gabrielle d’Estrées pocos días antes de su
boda con el rey Enrique III Navarra y IV de Francia, es el motivo para que se
intente desentrañar el misterio de dicha muerte, y al mismo tiempo conocer el
verdadero significado que se oculta tras el famoso cuadro “Gabrielle d’Estrées
junto a una de sus hermanas”. Esta historia se verá envuelta en un halo de
tragedia, secretos e intrigas cortesanas y políticas.
CONTEXTO HISTÓRICO.-
Enrique III de Navarra y IV de Francia era hijo de Antonio de Borbón y de la
reina de Navarra, Juana de Albret, bautizado católico pero educado en la fe
calvinista. En 1572 se casó con Margarita de Valois (conocida por los franceses
como la reina Margot), hija de Catalina de Médicis y de Enrique II de Francia.
En
1590 París está ocupada por las tropas de Felipe II de España y la Liga
Católica. La supremacía católica en Europa es aplastante con la Contrarreforma.
Para facilitar su acceso al trono de Francia debía abjurar del Protestantismo y
el 25 de julio de 1593 se convirtió al catolicismo atribuyéndosele la célebre
frase “París bien vale una misa”. En marzo de 1594 entra en París por la Porte
Neuve con la consiguiente derrota de España.
Bien
conocido era que el rey Enrique IV era un mujeriego. El conde de Bellegarde le
presenta a su amante, Gabrielle d’Estrées, en el castillo de Coeuvres y el rey
queda prendado de ella. Para guardar las apariencias obligan a casarla con el
barón de Benais, Nicolas d’Amerval de Liancourt.
Tras
varios años de convivencia y tres hijos en común, Gabrielle (marquesa de
Monceaux y duquesa de Beaufort) fallece de eclampsia el 10 de abril de 1599, ya
que se encontraba embarazada de seis meses, pocos días antes de su boda con el
rey. El rey le había ordenado marcharse a Fontainebleau para que celebrara la
Pascua sin él en París. Parece ser que el confesor del rey se había quejado de
que no era moral a las buenas costumbres religiosas pasar la Semana Santa en
compañía de su amante. La despedida parece ser definitiva ya que ella le
encomienda a sus hijos pues cree que va a ser sacrificada. ¿Pretendía el rey
cumplir su promesa tras obtener el divorcio del papa?. No lo sabemos aunque
algo podemos intuir al conocer otro hecho que sucedió tras la muerte de la
duquesa de Beaufort. Pocas semanas después, Enrique IV se enamoró de Henriette
d’Entragnes a la cual le prometió por escrito que se casaría con ella si le
daba un hijo varón. Esta carta se ha conservado hasta nuestros días en la
Biblioteca Nacional de París. Henriette quedó embarazada. En la primavera de
1600, tras obtenido el divorcio, se anunció oficialmente el casamiento del rey
con María de Médicis. Henriette amenazó con provocar un escándalo diplomático
revelando el documento. Todo el asunto quedó resuelto por una casualidad.
Durante una estancia en el palacio de Fontainebleau se produjo una tormenta y
un rayo impactó en su habitación provocando el parto prematuro en el séptimo
mes de embarazo. La criatura, un varón, nació muerto.
Enrique
IV no podía casarse con Gabrielle bajo ningún concepto aunque la amase
realmente ya que era cuestión de un reino entero y de mantener la paz interna
que tanto le había costado mantener. Gabrielle sospechaba que el rey la iba a
traicionar y se cree que fue la que encargó el cuadro. El escándalo durante el
banquete de Carnaval el 2 de marzo (no figura en las fuentes documentales) y
los versos de escarnio que sí recogen las fuentes históricas, podrían ser un
montaje que debió servir para presionar al rey y sonsacarle una promesa de
matrimonio de la que no pudiera desdecirse. En dicho banquete proclamó
públicamente su intención de casarse con ella aunque la naturaleza vino a
prestarle ayuda para no cumplirla.
La
correspondencia entre Bonciani (embajador en París) y Fernando de Médicis de
Florencia, que pretendía que su sobrina María de Médicis se casara con Enrique IV
de Francia está recogida en la edición de Desjardins Canestrini. El último
informe de Bonciani data del 27 de septiembre de 1598. Una nota de los editores
concluye tal correspondencia señalando que “el 2 de diciembre el embajador se
muestra de nuevo alarmado ante las consecuencias que pudieran surgir debido al
amor loco del rey por Gabrielle”. Esta correspondencia se retoma en el otoño de
1599. ¿Dónde se encuentran los informes de esa laguna temporal?. Fleischhauer
decide ir a Bruselas a revisar una edición de esta correspondencia en Bruselas
y encuentra dentro del libro una invitación a modo de marcapáginas donde se
decía que el día 2 de diciembre no era el último informe y que había encontrado
200 más cifrados y apenas legibles. Esta invitación iba dirigida a Jacques
Bolle y señora. Al parecer los editores desconocían el hecho de que los
mensajes estaban cifrados por lo que no los incluyeron en la publicación.
¿Quién era Jacques Bolle?. Era un historiador belga que en los años 50 había realizado
una búsqueda en el archivo de los Médicis de Florencia localizadno estos
informes así como el código secreto que habían utilizado. Tras decodificar
algunos informes redactó un estudio poco ortodoxo que debía despertar el
interés en los investigadores y que publicó en 1954 en Florencia bajo el título
“Pourquoi tuer Gabrielle d’Estrées?” (“¿Por qué asesinar a Gabrielle
d’Estrées?). Los Médicis eran los banqueros y acreedores del rey de Francia.
Las cartas descifradas probaban que durante la primavera de 1599, Enrique
llevaba en secreto negociaciones matrimoniales con Florencia. El librito de Bolle no fue tomado
en serio tal vez por mantener una teoría de conspiración. Según el autor, en el
año 2001 la mayor parte de los 200 informes se encontraban en el archivo de los
Médicis en Florencia sin que se hubieran descifrado ni publicado. Una de las
pocas cartas que Bolle decodificó y tradujo del italiano antiguo data del 9 de
marzo de 1959 y demuestra que, a la semana de anunciar públicamente que se
quería casar con Gabrielle, Enrique negociaba con Fernando de Médicis los
detalles de la dote de María de Médicis (éstos llegaron a prometer una dote de
600.000 escudos de oro). Todos los documentos de Bolle fueron destruidos
después de su muerte cuando en los años 80 tuvo un accidente de tráfico.
AUTOR.-
Wolfram Fleischhauer (9 de junio de 1961, Karlsruhe) es un escritor y traductor
alemán. Estudió literatura latinoamericana, inglesa y alemana, además de
Historia. Otra de sus obras es “El libro en el que desapareció el mundo”.
Según
el autor, este libro es “una interpretación novelesca de una obra artística”.
Considera, además, que este libro y su investigación son el mejor exponente
para que un tema tan especializado no quede en el olvido y dirigido solamente a
unos pocos catedráticos y doctorandos a modo de tesis.
El
cuadro “Gabrielle d’Estrées junto a una de sus hermanas” data aproximadamente
de 1590. Es de autor anómino y se atribuye a la escuela de Fontainebleau. Este
famoso cuadro tiene varias versiones dispersas
por Europa. En Montpellier, en Florencia, en el castillo de Chantilly y
en Basilea. El autor del libro, Fleischhauer, durante su investigación, y tras
ver las copias de Lyon (Collection Dr. Trillat) y de París (Hôtel Drouot),
mantiene la idea de que no fueron retratos propiamente dichos sino que se
trataron de “montajes” al estilo manierista, es decir, conjuntos de símbolos y
gestos enigmáticos a modo de jeroglíficos que entrañan un significado sólo
accesible a iniciados desde el punto de vista político.
Lectura
del cuadro:
-
La figura que aparece junto a Gabrielle,
según la inscripción que aparece en el cuadro, corresponde a su hermana
Juliette Hippolite d’Estrées, duquesa de Villars. Existen dudas sobre su
identificación ya que al comparar su rostro con otros retratos de la duquesa de
Villars se aprecia que no existe parecido. Si la otra figura no es la hermana de
Gabrielle, podría tratarse de Henriette d’Entragues, una más de las amanes del
rey casadas con él “por la mano izquierda”. Es la mano izquierda la que toca el
pecho y es la mano izquierda de Gabrielle la que sujeta el anillo de
compromiso.
-
Según la teoría de Wolfram Flesehhauer,
lo que el pintor quiso reflejar en el cuadro fue el comportamiento bífido del
rey con respecto a sus amantes.
-
La parca pelirroja (Marie Hermant, ama
de llaves de Gabrielle) teje los hilos del destino.
-
Sobre el fuego aparece un cuadro medio
oculto (técnica de un cuadro dentro de otro cuadro), donde se muestra el regazo
de un hombre apenas cubierto por una tela roja. Podría ser Bellegarde, el
primer gran amor de Gabrielle. Las malas lenguas afirmaban que él era el padre
de sus hijos. Las fuentes históricas confirman que Enrique IV regresó a
Monceaux la tarde del día 13 de octubre de 1598 con retención de orina y un
abceso y que unos días después lo operaron. Gabrielle queda embarazada en
octubre de 1598 por lo que este hecho constituiría un signo de infidelidad por
parte de ella. El significado de los dedos que sujetan el pezón apunta a un
embarazo.
-
El féretro que se introduce en la estancia
por la derecha está cubierto por una tela verde, el color favorito de
Gabrielle.
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Gabrielle aparece blanca, sin expresión
en el rostro. O Gabrielle ya está muerta cuando se pinta el cuadro, no
encargándolo ella, o se consideraría despojada de llegar a ser la reina de
Francia y podría haber encargado esta pintura ella misma.
ESTILO.-
El libro consta de tres partes, las cuales están divididas en capítulos. La
segunda parte (“La mano de Dios”) es la parte central e histórica narrada en
tercera persona y es el texto de “El manuscrito de Kehl”, compuesto a partir de
fuentes históricas. La lectura se hace un poco lenta porque hay que estar muy
atento en la parte histórica, sin embargo, a las personas que nos gusta la
historia, el arte y la lectura son una mezcla genial para poder disfrutar con
la literatura.
APRECIACIÓN PERSONAL.- De
las obras de arte que vemos en los museos y galerías de arte, muchos de
nosotros, poco o nada, podríamos decir de su significado y únicamente nos
atreveríamos a decir si nos gustan o no ya sea por su colorido, temática o
disposición. Cuando leemos este tipo de libros nos acordamos, es mi caso, de lo
que estudiamos en el Instituto en la asignatura de “Historia del Arte” cuando
nuestro querido profesor nos explicaba lo que Velázquez quiso reflejar en “Las
Meninas” o la leyenda que está representada en “Las Hilanderas”. Con el tiempo
te das cuenta que todas las artes en general, y la pintura en particular, están
salpicadas de simbología. Y es que poco a poco las Humanidades han llegado a
tener el desprestigio con el que cuentan hoy en día al haberlas desprovisto de
contenido y que nadie conozca el trasfondo histórico, humano, político,
mitológico o religioso de las obras clásicas.
Personalmente
recomiendo la lectura de este libro muy positivamente.