Sinopsis.- Sylvia
Robson es hija única y vive en Monkshaven, un pueblo costero con tradición pesquera
de la ballena. Es una joven bella aunque no interesada en la instrucción y la
cultura, de la cual se enamoran dos hombres bien distintos, Philip Hepburn un
joven culto y tranquilo que se dedica al comercio, y Charley Kinraid un arponero
de los balleneros que pesca en Groenlandia. Inglaterra se encuentra inmersa en
las guerras napoleónicas con Francia, no dispone de hombres aunque sí de
barcos. La patrulla de leva se encargará de reclutar a la fuerza a los hombres
sanos que encuentra. Un terrible secreto unirá a estos tres personajes
desencadenando una tragedia irreversible.
AUTORA.- Elizabeth Gaskell es la gran desconocida de la literatura
victoriana inglesa. Nada tiene que envidiarle a las obras de las hermanas
Brontë o a Jane Austen. Todas ellas llevan como tema principal en sus novelas
el amor, sin embargo, será Gaskell quien enmarque todos sus argumentos de amor
apasionado dentro de un ambiente político y social que rodea a los personajes
en su contexto histórico, cargándolo de realidad.
ESTILO.- Este libro consta de 603 páginas y se compone de Prólogo de
Damián Alou que nos describe el ambiente que Elizabeth Gaskell narra en esta
novela y 45 capítulos, cada uno con título propio. Está narrado en tercera
persona y en él podemos ver tres partes bien diferenciadas: la presentación que
incluye la desaparición de Kinraid, el nudo de la obra que se centra en la boda
de Sylvia y Philip Hepburn y, el desenlace que nos narra la vuelta de Kinraid y
la desaparición de Hepburn.
La
lectura se hace fácil y rápida ya que la autora mantiene una trama expectante
con un lenguaje fácil y comprensible, convirtiendo su lectura en un placer.
Ubica
esta historia en un pasado cercano, unos sesenta años antes de la publicación de
la novela en 1863, en una ciudad inventada, Monkshaven, probablemente debido a
un viaje que realizó a Whitby.
Uno
de los temas que trata esta novela es el conflicto entre la legalidad y la
justicia, es decir, entre el orden y el individualismo. Este planteamiento se
puede ver en el ataque de los habitantes de Monkshaven conducidos por Daniel
Robson a la taberna de John Hobbs al haberla tomado como centro de operaciones la
patrulla de leva. Ante estos hechos les aplicarán a los asaltantes la Ley
Antidisturbios (Riot Act) de 1714, la cual afirmaba que la reunión de doce o
más personas en lugar público y en actitud alborotadora constituiría
perturbación del orden público. Las clases trabajadoras lo vieron como un
atentado contra el derecho a protestar contra la injusticia.
Otro
tema tratado en esta obra es el conflicto social y cultura de la época, en
cuanto a las mujeres, y aquí se refleja en el personaje de Sylvia. Esta es una mujer
obstinada, terca y sin interés por aprender a leer y escribir despreciando la
cultura y la formación. Solamente está interesada en los sentimientos y serán éstos
los que marquen el futuro que ella ha elegido. De la misma opinión es su padre,
Daniel Robson, un hombre que vive marcado por los impulsos de la emoción, al
iguall que Charley Kinraid y William Coulson, el socio de Philip. En el lugar
de la sensatez y el comedimiento, es decir, en el de pensar antes de actuar
encontramos a Bell Robson (la madre de Sylvia), a Alice y Hester Rose y a
Philip Hepburn.
En
1882 se aprueba el Acta de Propiedad de las Mujeres Casadas, por la cual éstas
ganaron el derecho a la propiedad después del matrimonio, a divorciarse y a
pelear por la custodia de sus hijos tras separarse de sus maridos. Y es que,
anteriormente, el marido se hacía con todas las propiedades de una mujer al
casarse con ella si antes no se había firmado un acuerdo prenupcial de
separación de bienes. Elizabeth Gaskell firmó una petición, redactada en 1855
por un grupo de feministas, en la cual se solicitaba al Parlamento que se
reformara la ley. En la página 528, se hace alusión a este hecho al mostrar la
generosidad de Charley Kinraid con su mujer, al permitir que ésta siguiera
siendo la dueña de sus propiedades.
El
libro está plagado de continuas referencias religiosas, probablemente en clara
influencia del marido de Gaskell que era pastor de la iglesia.
-
Pág. 62. “[…] los
repetidos interrogantes que planteaba su marido acerca de qué podía haber
detenido a su hija, y haciendo punto con más diligencia”.
-
Pág. 68. “[…]
pues no valía la pena encender una vela para que Sylvia siguiera hilando y su
madre tejiendo […]”. A continuación la autora realiza una descripción de cómo se
hilaba con la rueca.
-
Pág. 121. “- Aún
hay que hilar un poco de lana para tus medias […]”, le dice Bell Robson a su marido.
-
Pág. 133. “El
alegre chasquido de las agujas de hacer punto componían una agradable melodía
hogareña […]”.
-
Pág. 239. “[…] y
por el momento no se sentía con ganas de ganchillo”.
-
Pág. 292. “Allí
encontró a su tía tejiendo y al parecer con buena salud”.
-
Pág. 386. “[…]
todo estuvo hecho y, las dos se sentaron entre sus ruecas”.
-
Pág. 412. “[…]
atendiendo a su madre a la vez que tejía unas medias para su escaso ajuar”.
-
Pág. 575.
“Encontró la casa de la viuda adecentada tras la comida de mediodía, y a ella
haciendo punto junto a la puerta abierta, sin mirar a las agujas, que
entrechocaban veloces […]”.
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