Hola a todos. Cuando era pequeña, tendría unos diez años, una de mis abuelas me enseñó a hacer ganchillo y la otra me compró un bastidor que todavía conservo para que aprendiera a bordar. Mi madre me enseñó a hacer punto. Mi abuela no sabía leer ni escribir pero era capaz de realizar cualquier colcha o puntilla que viera en una fotografía. Siempre la recuerdo ganchilleando y muchas tardes, las vecinas del pueblo, iban a su casa para que las enseñara.
Desde hace unos años he vuelto a hacer ganchillo y punto. El punto de cruz también ha sido mi entretenimiento desde que tenía veinte años. El bordado, que para mí es más complicado, lo estoy aprendiendo desde hace tres años en el taller de bordado que se imparte en el Instituto de la Mujer donde vivo.
Internet me ha puesto en contacto con otras mujeres que también comparten todas estas aficiones y así he podido conocer sus maravillosos trabajos.
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