Sinopsis.- Ignacio se encuentra en el aeropuerto preparado para volver a casa. Sin embargo, una casualidad le hace retrotraerse diez años en el tiempo, cuando Dana y él se separaron. Tras descubrir su nuevo destino no duda en ponerse en dirigirse a Roma para localizarla. Dana ha logrado rehacer su vida junto a Gabriele y cuando piensa que las cosas seguirán igual, incluso cuando la memoria ha logrado olvidar los malos momentos, descubre que el destino le ha jugado una mala pasada y que los sentimientos buenos y malos siguen ahí.
AUTORA.- María de la Pau (Palma de Mallorca, 1966). Profesora titular de la Universidad de las Islas Baleares y escritora. Algunas de sus obras: “Lola”, Premio Ramón Llull (1999), “Las mujeres que hay en mí”, finalista del Premio Planeta, 2002, “Cartas que siempre esperé” (2010).
ESTILO.- Esta obra fue la ganadora del Premio Planeta del año 2005. La autora ha empleado el flash-back en su narración, intercalando en el desarrollo de la acción las historias del pasado de los protagonistas, causas inequívocas de sus situaciones respectivas actuales.
El libro consta de seis partes divididas, a su vez, en breves capítulos que se van dedicando a uno y otro personaje, a los principales ((Ignacio, Dana) y a los secundarios (Matilde, María, Antonia y Marcos).
En esta novela se tratan principalmente los sentimientos en profundidad desde un punto de vista psicológico.
APRECIACIÓN PERSONAL.- Tanto la historia como el estilo de la obra me han gustado ya que he disfrutado de su lectura. Sin embargo, el desenlace, al margen de parecer un tanto apresurado además de nada creíble y queda abierto
REFERENCIA A LAS LABORES.- Podemos encontrar bastantes referencias y sobre varias técnicas, lo cual tiende a inducir que la autora es conocedora de las mismas para llegar a incluirlas en la narración.
- Pág. 66. “Tenía una mujer a quien le gustaban los actos sociales, la ópera y el ganchillo. Marta hacía colchas de hilo para relajarse, cuando se cansaba de no hacer nada”.
- Pág. 79. “María le regaló una lámpara que había bordado con sus iniciales […]”.
- Pág. 144. “En un puesto del mercado compraba retales de tela por cuatro reales. Elegía los colores del arco iris. Por las tardes, se entretenía cosiéndose faldas, blusas, vestidos. Siempre le había gustado la costura. Hacía los patrones, cortaba las telas, cosía con unas puntadas minúsculas. Como era creativa, mezclaba los colores, que le alegraban la vida”.
- Pág. 254. “Compró toallas de algodón, sábanas de hilo. Una colcha que le recordaba las de ganchillo de Mallorca […]”.
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