Sinopsis.- Juliet Ashton es una periodista de treinta y dos años
que vive en el Londres de 1946. Son los años posteriores a la Segunda Guerra
Mundial y el país todavía sigue desolado, en ruinas, y el racionamiento en la
comida es patente. Durante la guerra ha escrito una columna semanal de humor en
el Spectator, “Izzy Bickerstaff va a la guerra”. Ahora quiere escribir algo serio
pero no encuentra un argumento apropiado para su libro. Recibe una carta de
Dawsey Adams, un habitante de la isla de Guernsey, pues posee un libro de
Charles Lamb que en su día perteneció a Juliet. Comienzan entonces a
comunicarse por correspondencia y Adams le cuenta que es miembro de “La
Sociedad Literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey”. Este hecho
despierta la curiosidad de Juliet y mantienen esta correspondencia extendiéndola
a otros miembros fundadores de la Sociedad Literaria, todos ellos personajes peculiares
que se adentraron en el mundo de los libros y de la literatura durante la
ocupación nazi en la isla.
La
historia que trata el libro pretende ser positiva ya que las historias trágicas
de todos los personajes están presentes en las cartas y se muestran como parte
de la historia personal de cada uno de ellos sin ahondar en los horrores, con
el fin de intentar superarlos para seguir viviendo. Y el nexo de unión entre
todos los personajes y su deseo de vivir es la literatura, el amor por los
libros, aunque a algunos de los miembros de la Sociedad no les guste al
principio. La creación de esta Sociedad, producto del toque de queda durante la
ocupación nazi de la isla, les ayudó a sobrellevarla y, a la vez, a conocerse
mejor entre ellos y a establecer vínculos de amistad y compañerismo que se
extienden más allá del término de la guerra.
La
guerra y la literatura son el hilo conductor de esta historia. La ocupación
alemana en las Islas del Canal se produjo en el año 1941. Los nazis prohibieron
que los habitantes de las islas tuvieran cualquier contacto, noticia o
comunicación con el exterior. Además, fortificaron las islas para que
Inglaterra nunca las recuperara, con búnkers y baterías, alambradas y muros
antitanques por toda la playa y depósitos de armas y bombas. Todo esto fue
construido por miles de trabajadores esclavos Todt que fueron objeto del
llamado plan “Muerte por agotamiento” de Eichmann que los hacía trabajar duro,
no les daban de comer, los dejaban morir y eran reemplazados por otros prisioneros
de los países ocupados de Europa.
Autoras.- Mary Ann Shaffer nació en Martinsburg, Virginia
Occidental (1934-2008). Compaginó su amor por la literatura con su oficio de
bibliotecaria, dependiente de librería y editora. Un viaje a la isla de
Guernsey en el Canal de la Mancha en 1976 la obligó a esperar en el aeropuerto
durante horas por causa de la niebla, lo que le permitió leer “Jersey under the jackboot” de Reginald
Maughan, sobre la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Esto le
sirvió de inspiración para esta su única novela que no pudo ver publicada y que
fue acabada por su sobrina Annie Barrows, también escritora.
Este
libro me ha abierto la curiosidad para conocer más cosas sobre las Islas del
Canal también conocidas como islas Anglonormandas, y que eran desconocidas para
mí. Se trata de un grupo de islas situadas al oeste de la península francesa de
Cotentin, en Normandía. Son Dependencias de la Corona Británica y
administrativamente están divididas en dos bailiazgos: Jersey (capital, Saint
Helier) y Guernsey (capital, Saint Peter Port).
Las
Dependencias de la Corona Británica son territorios semiindependientes que se
encuentran bajo la soberanía del Monarca del Reino Unido pero no pertenecen a
Gran Bretaña ni a la Unión Europea. Los idiomas oficiales son el francés
(dialecto normando) y el inglés que es el predominante.
Forman
parte del ducado de Normandía desde el siglo X, y la reina Isabel II es a
menudo saludada como Duquesa de Normandía. Sin embargo, siguiendo el Tratado de
París (1259) y la Ley Sálica, técnicamente ella no es duquesa sino que gobierna
en su lugar en su derecho como reina de Inglaterra. Ninguno de los bailiazgos
está representado en el parlamento británico, aunque cada uno posee su propio
parlamento, que puede solicitar que las leyes de aquél sean aplicadas a uno o a
ambos bailiazgos, por Orden del Consejo, tras consulta local. Los gobiernos
isleños son responsables ante la reina en el Consejo.
Sus
ciudadanos tienen pasaporte británico, el cual porta la leyenda “British
Islands, Bailiwick of Jersey” o “British Islands, Bailiwick of Guernsey”, en
lugar de “United Kingdon”. Podría decirse que éstas son islas británicas (por
sus lazos políticos) aunque geográficamente no compongan el archipiélago de las
Islas Británicas. Ambos bailiazgos son miembros del Consejo Británico-Irlandés.
El
turismo es la fuente principal de ingresos de las islas más pequeñas, junto a
la agricultura. Jersey y Guernsey tienen, desde los años 1960, una importante
banca y ambas poseen, según la OCDE, la consideración de paraíso fiscal. Ambos
bailiazgos emiten cada uno sus propios billetes y monedas y poseen un servicio
postal independiente que emite sus propios sellos. Ambas monedas circulan
libremente en los dos bailiazgos junto con las monedas del Reino Unido, así
como los billetes del Banco de Inglaterra y de Escocia. Solamente los sellos
postales pueden ser utilizados en sus respectivos bailiazgos. Cada isla posee
su bandera, no existiendo otra que las una como Islas del Canal.
Estilismo.- Desde el punto de vista estilístico, el lenguaje
empleado es muy sencillo y a la vez interesante, agradable. El argumento está
perfectamente hilado y consigue que el lector esté interesado en su lectura.
Sin embargo, el único defecto que consigo encontrarle es la monotonía a lo
largo de la lectura de todas las cartas. Me explico. La correspondencia se
establece entre muchos personajes, y el estilo de todas las cartas es el mismo,
no se percibe diferencia narrativa entre unas y otras.
En
el libro se hacen continuas referencias a otros libros y autores como “Cumbres borrascosas” de Emily Brontë, “Los papeles póstumos del Club Pickwick”
de Charles Dickens y muchos más, es decir, se pone de manifiesto el concepto de
metaliteratura, la literatura que habla sobre la propia literatura. Y es que en
este libro, además de tener una trama principal, se reflexiona sobre el acto de
leer y escribir.
Apreciación personal.- Compré el libro atraída por el argumento
relacionado con la literatura y los libros que tanto me gustan. Lo que no sabía
era que el género epistolar es el que se desarrolla en el libro aunque esto, para
nada signifique que me disguste. Muy al contrario, el libro es muy ameno y ágil
en su lectura. Ya desde el comienzo me recordó a otro libro del mismo género
que en su día también me encantó, “84,
Charin Cross Road” de Helene Hanff. La diferencia entre estos dos libros es
muy importante. En este libro, Helene Hanff y Frank Doel, el librero inglés, no
llegarán a verse nunca. En cambio, en el libro que nos ocupa ahora, Juliet
Ashton y Dawsey Adams se conocerán y establecerán una relación muy importante
para el desarrollo de sus vidas. Recomiendo este libro por muchos motivos: por
tratarse de una historia sencilla y bonita, por la excelente calidad humana de
los personajes y por el trasfondo literario que enmarca toda el libro.
Curiosidades.- Juliet Ashton lleva el apelllido del chal que estoy
empezando a tejer a tricot, qué coincidencia. A Juliet, nuestra protagonista,
también le gusta tejer. Cuando se entera de que su amiga Sophie está de nuevo
embarazada comienza a tejer una chaquetita y un gorrito de lana en color rosa
ya que desea que sea niña. Otra curiosidad que no me ha pasado desapercibida es
la rapidez y eficacia del servicio de correos de la época entre Inglaterra y
Guernsey, ya que las cartas llegan al día siguiente de ser escritas. Desconozco
si la autora pretendió con esto realzar al Servicio de Correos o quiso darle a
la historia mayor rapidez en el tiempo.
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