Sinopsis.-
Un hombre afroamericano es falsamente acusado de violar a una mujer blanca.
Atticus Finch es el abogado que le defenderá en el marco de un Sur muy racista,
donde el mero hecho del color de la piel ya le supone la condena al acusado.
Sus hijos Jem y Scout verán su mundo a través de personajes que los rodean como
Boo Radley cuya misteriosa desaparición les hace inventar historias rodeadas de
miedo. El personaje de Atticus Finch es alabado por su rectitud ya que defiende
lo que es justo aunque se vea perjudicado por los prejuicios de sus vecinos.
CONTEXTO HISTÓRICO.-
La narración se enmarca en un pueblo ficticio de Alabama, Maycomb, durante los
años de la Gran Depresión en el año 1935. Este pueblo se inspira en la pequeña
ciudad natal de Harper Lee, Monroeville.
AUTOR.- Nelle
Harper Lee (Monroeville, Alabama, EEUU, 28 de abril de 1926). Escritora
norteamericana conocida por su novela “Matar un ruiseñor” (1960), ganadora del
Premio Pulitzer en 1961.
En febrero de 2015, Lee anunció la publicación de la secuela
de “Matar un ruiseñor”, titulada “Ve y pon un centinela” que se publicará el 14
de julio de 2015 aunque fue escrita a mediados de los años cincuenta, antes de
redactar su obra cumbre. El título alude a una cita del Libro de Isaías, 21,6
“Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que vea”.
Además de estas dos novelas, Harper Lee es autora de
artículos publicados en la prensa estadounidense entre 1961 y 2006.
“Matar un ruiseñor”
fue llevada al cine en 1962 por Robert Mulligan protagonizada por Gregory Peck
en el papel de Atticus Finch y Mary Badham como Scout y fue galardonada con
tres premios Óscar en 1963. De forma inmediata tras su publicación, este libro
tuvo gran éxito y se ha convertido en un clásico de la literatura moderna
estadounidense
ESTILO.-
La historia está narrada en tercera persona a través de los ojos de una niña de
ocho años, Scout. Esta novela está inspirada en un hecho ocurrido cerca de la
ciudad natal de la escritora en 1936, cuando ella tenía diez años de edad, y en
las observaciones de la autora sobre su familia y vecinos. Así, los rasgos
autobiográficos podemos verlos en el personaje de Scout, que estaría inspirado en
la propia escritora, y el de Atticus Finch en su padre, siendo Finch el
apellido de soltera de su madre.
La
novela trata temas como la violación y la desigualdad racial, convirtiéndose en
un alegato por la igualdad, la justicia y contra el racismo. Otros temas de
fondo que aparecen en esta historia vienen de manos de los propios niños, con
sus juegos infantiles, sus propios miedos y su visión particular de la vida,
algo que su padre trata de cambiar al enseñarles que no hay que juzgar a las
personas por las apariencias y a no tratarlas con prejuicios. Así, la figura
paterna encarna la humanidad, la justicia y la honradez a la vez que es un buen
padre, clara autoridad en la educación de sus hijos, sobre todo al tratarse de
un viudo y carecer de la figura materna. En otro aspecto bien distinto, Atticus,
como profesional de la abogacía piensa que habría que cambiar la ley para que
sólo los jueces tuvieran potestad para fijar el castigo en los delitos
capitales dudando, por tanto, de la figura del jurado.
APRECIACIÓN PERSONAL.-
El libro me ha encantado y no me ha decepcionado, teniendo en cuenta que,
cuando ves en primer lugar la película basada en él, en ocasiones te cuesta
reconocer que te ha gustado más el libro. Y es que la impronta que tengo de la
película “Matar a un ruiseñor”, con Gregory Peck (mi actor favorito) en el
papel principal, es tan elevada que al leer el libro solamente me imagino a los
personajes como los mismos de la película.
REFERENCIA A LAS
LABORES:
Pág.
189. “El reverendo Sykes revolvió unos papeles, escogió uno y lo sostuvo con el
brazo bien estirado. La Missionary Reeves se reúne en casa de la hermana
Annette Reeves el martes próximo. Llevad la labor de costura”.
Pág.
213. “Yo le expliqué con todo detalle nuestra visita a la iglesia de Calpurnia.
A Atticus pareció gustarle, pero la tía Alexandra, que estaba sentada en un
rincón cosiendo en silencio, interrumpió su labor y nos miró fijamente”.
Pág.
215. “Atticus se había parapetado detrás del periódico y la tía Alexandra había
reanudado su labor. «Punk, punk, punk» su aguja rompía el tenso círculo. Se
interrumpió y puso la tela más tirante: «punk, punk, punk». La tía Alexandra
estaba furiosa”.
Pág.
347. “La tía Alexandra estaba remendando una alfombra y nos miraba, pero nos
escuchaba. Estaba sentada en su silla con la canastilla de labor al lado y la
alfombra extendida sobre el regazo. Nunca entendí demasiado bien el hecho de
que en las noches bochornosas las damas remendasen alfombras de lana”.
Pág.
351. “— Ya sabes que no está acostumbrada a tratar con niñas –añadió Jem-, por
lo menos con chicas como tú. Pretende convertirse en una dama. ¿No podrías
aficionarte a la costura, o a otra cosa por el estilo?” (Jem se lo está
preguntando a su hermana Scout).