Las que tricotamos o tejemos, según se use el término, siempre nos hemos lamentado cuando hemos tenido que unir la hebra de la lana que se nos termina con la del nuevo ovillo que empezamos. Hasta ahora yo me había limitado a hacerle un nudo a los dos cabos y voilá, a esconder como mejor pueda el nudo, y sin cortar nunca las hebras sobrantes por temor a que se escapara el nudo.
Una vez, hace tiempo, me tropecé en una página de un blog, que lamento no recordar, con este truco tan estupendo que consiste en unir dos cabos y sin que ¡se note el nudo!.
Os lo voy a describir con estas fotografías. Espero que lo entendáis perfectamente. En caso contrario podéis escribirme y os lo explicaré encantada. Utilizo dos lanas de diferente color para que lo visualicéis mejor.
Disponemos así los dos cabos
Con el cabo de la lana azul hacemos un nudo alrededor del cabo de la lana naranja por la parte de arriba de ésta.
Con el cabo de la lana naranja hacemos un nudo alrededor de la lana azul por la parte de abajo.
Una vez que tengamos hechos los dos nudos, bien apretados, estiramos de ambos lados de esta manera.
Al tirar de ambos cabos los nudos se juntan y forman uno solo.
Con cuidado, cortamos los cabos sobrantes de ambas hebras.
Así queda perfectamente la lana unida y, os puedo asegurar que no se nota nada y que no se suelta.
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